Tan sencillo como
delicioso desde 1933

Haciendo patatas fritas, así empezó todo. Las primeras Lolita, recién hechas, las envolvía a mano José Escrivá en cucuruchos de papel que luego vendía a las personas que paseaban cerca de su puesto. Una freidora, patatas, aceite, sal y muchas ganas de hacer las cosas bien y sin complicaciones.

ACEITE DE
GIRASOL Y UN
TOQUE DE SAL

El puesto acabó convirtiéndose en una pequeña fábrica y la freidora pasó a ser una caldera. En 1965 se consolidó La marca y todo lo demás lo hemos vivido y creado juntos entre snacks y buenos ratos.

TAN MEDITERRÁNEO
Y AL MISMO TIEMPO
TAN GLOBAL

Ahora a Lolita es imposible no reconocerla cuando te la encuentras, igual que es imposible no abrir otra bolsa con la que contar una historia más.

& Cía

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